Editorial Steidl (2008)
LLegué
a Nueva York en el invierno de 1980 con una amiga. Ella acababa de
encontrar un trabajo allí y decidimos compartir un estudio. Como ella
salía al amanecer y no regresaba hasta muy tarde y yo apenas conocía a
nadie, me encontré vagando por la ciudad, recorriéndola de arriba a
abajo. Pronto conocí la ciudad como la palama de mi mano. Solía llevar
mi Leica colgada al cuello y tomé la decisión de no levantarla nunca a
la altura de la cara. Caminaba deprisa y casi nunca me detenía. New York
es una ciudad a la que siempre querras volver.
En
el curso de su trabajo fotográfico Depardon fue capaz de interpretar un
papel, como en un juego de rol, realizando disparos ciegos en espacios
públicos. Raymond Depardon es la inevitabilidad de la vuelta al anonimato incluso para los más merecedores - un hecho oculto entre los focos de un teatro envuelto en las tinieblas de la miseria previsible. (Paul Virilio)
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