Edición: Rafael Arocha
Coordinación editorial: Siete de un golpe
Dicen que hay amores a
primera vista, yo no sé si eso es cierto
pero lo que si sé es que algunos libros te seducen nada más verlos. MEDIANOCHE
es uno de esos libros. Es pequeño, manejable, lo cual es muy de agradecer en
estos tiempos en que las editoriales que trabajan el mundo de la fotografía
tienden a publicar libros que para poder verlos necesitas de un atril o una
mesa de comedor más bien grande, que te dejan dolor de brazos y de piernas por
no decir un gran cansancio visual tras haber examinado más de un centenar de
páginas.
Medianoche es un libro sin
pretensiones aparentes pero muy cuidado en su elaboración. Su cubierta negra y
sin imágenes muestra las huellas de quienes lo manejan, o tal vez de esa noche
canalla que asoma en su interior. No tiene texto, ni falta que le hace y aunque
su autor asegura que no se trata de un trabajo documental es claramente
descriptivo.
Su autor lo describe así:
MEDIANOCHE hace referencia a
una frontera que nos enfrenta con ciertos límites. Un espacio temporal en el
cual explorar la relación entre el instinto y el deseo, los comportamientos que
éstos condicionan y la manifestación de nuestras fantasías de seducción.
En este trabajo la noche nos
adentra en un ejercicio de transformación que nos permite mostrarnos de una
forma menos ordinaria. De esta manera surge un grado de teatralización y
liberación que encamina nuestros comportamientos al encuentro con el otro. El
bar, el club… se convierten en escenario de nuestra actuación, en el
espacio de búsqueda, en el lugar donde
acercarnos a nuestros anhelos.
MEDIANOCHE recoge un trabajo
fotográfico que se muestra como si de una sola noche se tratara a pesar de
haber sido desarrollado durante varios años.
Un trabajo sin pretensión documental que recrea el estado de observación
al que induce el deseo de acercarse al otro.